19 de juliol del 2011

Las finanzas éticas en la encrucijada: entre la viabilidad social y de mercado

El tema de la investigación que llevo a cabo son las finanzas éticas. A modo de introducción, cabe decir que las finanzas éticas son una manera de acceder a los recursos financieros (es decir, al crédito) con unas particularidades que se distinguen de las que operan en el mercado convencional. Se diferencian de éstas porque se basan en unos principios éticos que delimitan la entrada y salida del capital que después prestan. Es decir, no aceptan dinero que proceda de negocios que operen en contra de los derechos humanos de las personas, como dinero que venga del negocio de la venta de armas para la guerra, o de negocios que exploten a niñ=s, como alguna producción de café, chocolate, algodón o ropa, o que no sean sostenibles para el medio ambiente, como la energía nuclear o las plantaciones de transgénicos.

Las finanzas éticas, pues, funcionan bajo unos principios éticos que demarcan la procedencia de los fondos con los que cuenta, y que determina el destino de los mismos a entidades o personas cuyos fines sean de similar naturaleza. Para remarcar esta especificidad de su naturaleza, el tipo de entidades que trabajan bajo estos principios muestran públicamente la entrada y salida de su capital, de forma transparente y democrática, pues todo el mundo tiene acceso a esta información. Este hecho no ocurre en la esfera de las finanzas convencionales.

Este modelo de finanzación se carateriza, entonces, por otorgar una connotación determinada al uso del dinero por parte de la entidad que financia y por la que recibe el crédito: existe una valoración considerada como socialmente positiva en el uso de ese dinero. Es decir, que ese dinero, además de financiar proyectos que deben reproducirse socio-económicamente per se, se compromete a salvaguardar una serie de fines sociales generales que transcienden el mero beneficio económico personal.

De este modo, los dos ejes básicos que se entrecruzan a la hora de analizar el funcionamiento de las finanzas éticas son la consideración de la 'viabilidad social'[1], además de la 'viabilidad económica' de los proyectos con los que se trabaja (ya sea recibiendo el dinero, ya sea prestándolo). La hipótesis de la investigación ahonda en la tensión existente entre ambos ejes, a la hora de valorar dichos proyectos.

Para observar concretamente estos fenómenos en un ejemplo de la vida cotidiana, analizo el caso de la cooperativa de servicios financieros éticos y solicarios, Coop 57. Esta entidad es una cooperativa que presta financiación a los socios que conforman la cooperativa, que se basan en tres figuras: cooperativas de trabajo, asociaciones y fundaciones. El periodo de tiempo proyectado para la recogida de datos es de 1 año y medio, habiendo transcurrido ahora 1 año y dos meses desde el inicio.

Este periodo de trabajo de campo ha transcurrido en una primera fase analizando cuáles son los criterios en los que se ha basado Coop 57 para aceptar a las entidades solicitantes de ser socias, que son las que posteriormente tendrán derecho a la petición de préstamo. Algunos de estos criterios son: que la entidad cumpla criterios de democracia interna en cuanto a la igualdad de pago del salario a hombres, mujeres, inmigrantes o personas discapacitadas, a la democracia en la toma de decisiones, en el reparto de la responsabilidad del proyecto, a la relación con el respeto al medio ambiente y a la realción con el entorno local en el que se desenvuelve la entidad, es decir, con la red de entidades con las que mantiene algún tipo de relación. Además de estos criterios que constatarían la distinción de la entidad en términos sociales de cualquier otra empresa convencional, se examina que el historial económico cumpla criterios eficientes de funcionamiento para poder responder al crédito solicitado.

Apuntar que uno de los resultados que a priori puedo sacar de esta recogida de datos es que Coop 57 se diferencia de una entidad convencional además de por los criterios sociales y económicos por los que selecciona a sus entidades, por la forma particular de aval que solicita a sus entidades socias, siendo mayormente mancomunados, es decir, repartiendo la responsabilidad de la devolución del préstamo entre l=s soci=s de la entidad, y no en una única persona. También señalar como resultado de este primer periodo la peculiaridad que presenta Coop 57 dentro del contexto socio-histórico de la Barcelona actual, formando parte de un entramado de redes que potencian la economía social, el asociacionismo y el cooperativismo en la historia reciente de Barcelona. El estudio del modelo que representa esta entidad también es pertinente para el desarrollo de esta investigación, pues en sus orígenes Coop 57 se centró en el desarrollo del autoempleo a través del cooperativismo, y a principios del 2000 incorporó también a estas entidades propias del tercer sector, como asociaciones y fundaciones. La evolución de este modelo se corresponde con periodos de crisis económicas y de retraimiento del Estado del Bienestar económico.

Una vez recogidos estos datos, la segunda fase del proyecto de investigación se ha centrado en desplazar la mirada de Coop 57 a estas entidades socias y al desempeño de su actividad, tanto en términos económicos como sociales. Los resultados obtenidos en este terreno son variados. A la hora de describir la tensión que se produce en las entidades para poder conjugar tanto el proyecto económico como social que las distingue, podemos observar dos formas de tensión: Por un lado, las entidades cuya actividad predominante es la económica, como ocurre en las cooperativas de trabajo, su principal objetivo es dar salida en el mercado convencional a sus productos, que como he podido observar, pretenden ser diferenciados de los que circulan en el sistema de mercado predominante, ya sea por la manera en que son producidos (por ejemplo, venta de productos ecológicos), o por la calidad de su trabajo, etc. Es decir, la entidad debe de ser eficiente en términos económicos y al mismo tiempo potenciar el aspecto social que haya decidido impulsar desde su actividad, como por ejemplo, la producción artículos sostenibles con el medio ambiente, o artesanías, o desarrollo de actividades culturales.

Por otro lado, las entidades cuya actividad principal sea claramente la de ofrecer un servicio a la sociedad, como es la propia de entidades del tercer sector, como asociaciones y fundaciones, la tensión se presenta por el lado de la viabilidad económica. El motivo principal de la existencia de estas entidades es el de prestar algún tipo de servicio a la sociedad, ya sea desde la integración de personas con riesgo de marginación social, o el desarrollo de un activismo sobre algún aspecto social determinado, como es el tratamiento del racismo, o la potenciación de la cultura local. Este tipo de entidades necesitan sustentarse desde el punto de vista estructural organizativo, y la mayor parte de las veces necesitan financiación extraordinaria a la del aporte de los propios socios.

Así pues, cabe decir a modo de conlusión que los valores sociales y económicos que presentan estas entidades que se acojen a la lógica de las finanzas éticas, están en continua tensión motivada por su relación con el mercado convencional en el que se desenvuelven, ya sea para poder vender sus productos, en el caso de las cooperativas de trabajo, o en el caso de poder sostenerse económicamente, en el caso de las asociaciones y fundaciones. De este modo, una pregunta que surge derivada de esta intepretación nos lleva a cuestionarnos la autonomía de este modelo de financiación alternativo al convencional que revierte en modos de producción y distribución también alternativos o por el contrario, su interrelación con el sistema de mercado convencional.



[1] Concepto tomado de la economista Begoña Gutierrez Nieto

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